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viernes, 23 de octubre de 2015

Corazón que latte...

Nuestro corazón produce millones de latidos diarios. Se acelera cuando hay una emoción fuerte y se relaja cuando estamos en reposo. Nuestro corazón sufre, vive, se emociona y se alegra. La vida misma se encarga de que reciba esas emociones y el café de mantenerlo a flote (así como el ánimo).

Cuando era niña bastaba que mi abuelo César se sirviera una taza de café para yo antojarme y que me diera un poquito. Tengo el recuerdo de la taza de plástico amarilla, el tazón de azúcar de acero inolvidable...digo, inoxidable.  También me acuerdo de la cucharita que usaba para removerlo como él solía hacer. Negro...negro como los teléfonos públicos de aquella época. Así lo tomaba y no sé cómo el esófago lo sobrevivía. Cuando mi viejo murió, la ilusión por esa tacita de café murió con él. No fue hasta que comencé a trabajar de maestra que comprendí la necesidad de volver a tan preciado líquido. Ese líquido que me daba salud mental y paciencia para afrontarlo todo durante una larga mañana.

Este verano tuve la intención de probar café y locales nuevos que ofertaran una nueva cepa de café puertorriqueño. Hace algunos años la industria cafetalera ha comenzado a resurgir (gracias a Dios) y poco a poco estamos recibiendo café hecho en Puerto Rico y no mezclado con otro tipo. Este es el caso del café Hacienda San Pedro que se ofrece en un local llamado Latte que Latte.

Carlitos me llamó para quedar allí y hablar un poco sobre España y su oferta educativa. Siendo un amante del país no pudo contenerse a interrogarme sobre el mismo. Interrogatorio que acepté con ilusión porque podía ver a mi amigo y conversar un buen rato con él.

En cuanto llegué a Latte que Latte me sentí como en casa de la abuela. Su decoración es sencilla y acogedora. Te hace sentir en casa y eso para mi es un "plus". Otro "plus" fue el hecho de que tuviesen leche sin lactosa para poderme tomar mi café sin miedo a las consecuencias. Aquellos que somos intolerantes a la lactosa sabemos lo raro que es encontrar un sitio que atienda nuestras necesidades. Además de leche sin lactosa tienen leche de almendra y soya.

Ordené y me senté a esperar a Carlitos y mi café. Me lo trajeron antes de que llegara Carlitos con una deliciosa galleta que por Dios espero que me den la receta, y si no me la dan, sabré sobrevivir sin ello.

El café es buenísimo. Un café con leche como Dios manda, bien hecho, suficiente leche y con amoll del bueno. No es muy cargado, es suave y delicioso.

Estuve tres horas allí hablando con Carlitos y Pedro que resultó ser el cuñado de la dueña del local. Hablando de música, de los tiempos que vivimos, los ensayos de coro, de nuestro querido Willy y su "belleza tropical", entre otras cosas. No hubo indicios de apurarnos a irnos, no hubo incomodidad. Me sentí en todo momento como en mi casa.



Es un lugar en el que te tratan con cariño y un negocio con corazón que no solo ofrece café, desayuno, sandwiches entre otras cosas. Es un lugar con propósito y que se une a causas nobles. Sitios como este son dignos de apoyar. Considero que los jóvenes emprendedores deben recibir nuestro apoyo pues son los que trabajan para que el país salga adelante. Merecen un espacio y ser reconocidos.

Mi corazón late contento del rato que compartí allí y espero poder repetir muy pronto así como espero que tengan éxito en los años venideros.


Asturias patria querida...

La primera vez que escuché de Asturias y, más específicamente, de una paella fue de manos del padre de una amiga. Este señor hizo la primera paella que probé en mi vida cuyo sabor nunca olvidaré. Lo recuerdo como un momento mágico y a él como una persona muy entrañable.

Asturias queda al Norte de España cerca de Santander y Galicia. Llueve todo el tiempo...todo el tiempo. Pero ese hecho propicia su verdor, sus montañas frondosas y su esplendor. La tierra de la sidra, los buenos cachopos y la fabada. Del verdor, el mar...

La madre de una alumna, que es asturiana, me recomendó varios sitios a ir a visitar pero, sobre todo, a comer. Aquí les presento lo que aconteció.

Antes que nada comentarles que hay varios sitios que no deben perderse al visitar estos lares. Covadonga, que es precioso y se ve rápido y donde se encuentra su virgen con una capilla en una cuevita abierta. Así mismo está Cudillero, pueblo pesquero pintoresco y precioso. Sus gaviotas sobrevuelan todo el pueblo y te sientes en otro mundo.

De camino a Oviedo desde Cudillero pasamos por Gijón y allí comí la primera fabada asturiana de mi vida y la cual nunca olvidaré. Una pena no recordar el lugar, pero lo que sí recuerdo es que fue frente al paseo que hay frente al mar. Entre la fabada y la vista del mar el cual no lo veía hace meses, fue una experiencia inolvidable. Para bajar la fabada es recomendable luego salir a dar una vuelta :)

Oviedo es la capital asturiana. Grande, gris (¿les dije que llueve todo el tiempo?), llena de esculturas de bronce, pero hermosa. El parque Campo de San Francisco es el sitio ideal para pasear con tu perro, hacer deporte o sentarte en un banco a leer un buen libro.

La calle Gascona en Oviedo es mejor conocida como el bulevar de la sidra. Tiene varios lugares donde comer y degustar los distintos tipos de sidra que se producen en la región. La sidra hay que tomársela de un trago según la sirven (debe ser escanciada) para aprovechar le poca efervescencia que tiene una vez te la sirven. Uno de los mejores sitios en esa calle para comer se llama Tierra Astur. Es un local amplio que a primera instancia parece una franquicia como cualquier otra, pero eso no debe engañarnos. Recomendación: ir con tiempo y paciencia porque siempre está lleno. La espera se hace menos larga en el bar tomando sidrita :)

Allí comimos como dioses y cabe destacar la sangría de sidra; dulce, suave y deliciosa. Pedimos varios platos para compartir. Uno de ellos fue una tabla de quesos de la zona de diversos sabores con nueces, manzana y membrillo para combinar. Es una excelente opción si deseas degustar los quesos más famosos asturianos. Así mismo pedimos un variado de tortos hecho de harina de maíz. Para los que somos de Latinoamérica es lo más parecido a una arepa de maíz. Cubiertos con huevo frito, carne y pimientos rojos. Ya aquí estábamos un poco llenos...

Luego vino el cachopo...a ver...es un bistec empanado en buen castellano. Relleno de jamón y queso y además de eso...ES ENORME! Servido con ensalada y patatas como debe ser. Buenísimo...faltó el ketchup (sacrilegio!). Ya aquí no podíamos más...no recuerdo si llegó el postre pero luego de tanta sidra es normal :) Tiene una tienda dentro del local donde puedes comprar distintos productos como el Orujo y los quesos que has probado.

No puedo decir que en Asturias se come mal porque hasta los postres son buenos. Si a eso le añadimos que tuvimos la suerte de estar en la fiesta de la sidra y degustar diversos tipos por un módico precio de 3 euros, pues fue la cereza en el pastel. Estar pendientes porque suele ser a finales de abril y merece la pena visitarlo. Pueden visitar la página web del ayuntamiento de Oviedo.

Visitar Asturias es como estar en el paraíso. Sus paisajes verdes no tienen desperdicio así como la comida. Es una visita obligada tanto para nacionales como para los internacionales. Asturias patria querida...algún día volveré.






jueves, 22 de octubre de 2015

Oveja que bala...

Hace algunos meses visité un local de una persona que es bonita por dentro y por fuera.

Cuando llegan de visita amigos de tu tierra, haces todo lo posible por compartir con ellos. Son familia extendida que te trae algo de calor y cariño estando uno tan lejos y te hacen sentir cerca.

Luis llegó con los primeros atisbos de calor veraniego y me antojé de acompañarle a visitar a una amiga salmantina que hace escasamente un año abrió su primer negocio culinario llamado Oveja que bala. Francamente no sabía lo que me esperaba y considero que es digno de contar.

Luego de la hermosa sorpresa que se llevó Esther al ver a Luis, rápido nos invitó a tomar asiento. Oveja que bala no queda en el centro de Madrid sino en una calle cerca de muchas oficinas y de la embajada de Indonesia que seguro pasan por su local a menudo (envidia de la buena).

Esther es conocida por su don de gente y por el que le han puesto en sus manos pues todo lo que cocina es delicioso y mejor aún, hecho con amor, esmero y dedicación.

Comenzamos con unos pinchos de hamburguesa que estaban buenísimos. Se te quedan en un bocado y saben a gloria bendita. La ensalada de fruta no se hizo esperar con kiwi, melocotón, sandía...refrescante para el calor que hacía ese día.

Ahora bien...nada de eso se compara con el pincho (nótese que la palabra pincho se queda corta ante el tamaño que nos sirvió) de tortilla con chistorra. Si, tortilla con chistorra y no cualquier chistorra. La de verdad y que viene de Salamanca. Si hace 15 años me hubiesen dicho que en el 2015 me iba a gustar tanto la tortilla y encima de chistorra, me les hubiese reído en la cara. Pues bien, de las manos expertas de Esther, he degustado mi primera tortilla de chistorra y prometo serle fiel y no probar ninguna otra porque la suya es la mejor del mundo mundial. Sabrosa, exquisita, de otro mundo. Y el que lo refute, va a tener un serio problema conmigo. Textura firme sin ser dura, no es salada, su sabor suave y concisa.

Cabe mencionar que una señora probó su tortilla normal, de huevo y patata de toda la vida y se las alardeaba que la de ella era muy buena. Creo que encontró alguien que la hacía mejor y ella misma lo aceptó.

El postre no se hizo esperar y como a nadie le gusta el chocolate...La tarta de chocolate hecha con ingredientes de primera que me supo a algo del más allá. Esponjosa, con un sabor denso a chocolate pero sin ser muy fuerte. Me faltó el vasito de leche para acompañarla pero ya la tripa no aguantaba más.

Siempre he dicho que cocinar es un arte y que la comida que es realmente buena es porque se hace con cariño, con esmero y dedicación. Es una pasión como la música que precisa de práctica y empeño para ello. Esther pone eso y algo que falta en muchos otros lugares y es...corazón. Si quieren comer realmente buena comida, no dejen de darse la vuelta por Oveja que Bala. En el enlace entrarán en su página web con toda la información necesaria.

Mucha suerte Esther y espero pasar por allí muy pronto.

(foto de Oveja que Bala)