Buscar un pavo en España, en específico Madrid, en esta época es como buscar una aguja en un pajar. Menos mal que a lo largo de los años muchos extranjeros se han mudado al país con sus tradiciones y poco a poco vamos encontrando otras cosas que antes no habían. Entre ellas un pavo. Los mercados suelen tenerlos y si no, se encargan.
Yo, primero fui al El Corte Inglés. Infarté cuando me dijeron 30 euros por un pavo. Lo reservé porque es mejor que nada pero seguí buscando. El un mercado cerca de casa conseguí uno de 5 kilos (10lb) a 4.50 el kilo. Aquí este animal es todo un lujo...¿dónde está el típico Butterball congelado?
Si pides que te lo limpien, lo hacen aunque me parece que no del completo porque tuve que extraerle alguna arteria y otra cosilla...
Hay muchas formas de adobarlo, pero yo me fui por la sencilla: ajo, vinagre, sal, albahaca y aceite de oliva (se me olvidó la mantequilla, vamos que este año se me olvidó añadir par de cosas en las cosas que hice pero quedaron buenas igual). Hice una mezcla de eso, me embadurné las manos y le di un masajito al pavo. ¡Qué sensación tan única! ¡Todo una experiencia! Encima el pavo se me resbalaba de las manos y envolverlo en papel plástico (saran rap) fue más divertido aún jajaja.
Lo dejé descansar por la noche y llegó el día ansiado. El pavo, cabe mencionar, si se le pone relleno, hay que hornearlo por más tiempo dependiendo de las libras o kilos. El mío fue sin relleno pues, realmente no me apetecía hacerlo y por recomendación de mi madre no lo hice. Hay mucha gente que lo hace con mofongo...eso lo tengo que probar.
Estuvo 3 horitas y media...completitas, sabrosas y bonito. Algo seco (pero es así). Vamos...he logrado la meta sin mayores desastres. Ando muy orgullosa por ahí.